jueves, 12 de agosto de 2010

Moonlight319

Nos han prometido una tormenta en Mallorca que no acaba de llegar.

La luz está quemada, como si hubiéramos abierto el obturador.
Respiramos agua desde hace días.
Estamos todos hartos, mucho... haaaaaaartos.... pero al fin, llegó el viento.


- ¿Por qué vuelan las hojas mami?- pregunta Aaron, de tres años.
- Porque hay mucho aire.
- Pues yo no quiero.... voy jugar con esa niña... pero ella no quiere jugar conmigo.
- No cariño, es que es italiana y no te entiende...

Hay un olmo en el centro de la plaza.

¿Cuántos años llevará allí?
¿Cuántos había antes de llegar el cemento?
¿Por qué se ha salvado precisamente él? 


El viento me entrega otra hoja, la luz ha cambiado a violeta y toda la plaza parece irreal.

Estoy aturdida, como si algo mayor nos dominara y es el árbol, que me llama.
Su tronco suave dice: "ven, qué quieres? te escucho y te lo daré".

En la plaza somos muchos, pero sólo él estaba antes del cemento.

Él me escucha a mi, y a él le escuchan las estrellas así que voy y le susurro que estoy... que me siento... que busco y me hace falta... que extraño... en fin, que quiero que llueva ya.

Me voy a casa a escuchar a Moonlight319. De camino paso por el puerto.
El viento no se siente. Las nubes no parecen gran cosa.
Todo es simplemente gris.

Pero el agua está oscura,
turbia,

a punto de elevarse en remolinos sembrando el caos, igual que yo.

El mar está nublado y también mi corazón.

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