jueves, 2 de junio de 2011

de Arrecife, mi niña...

No estoy entre los 225 finalistas del II Concurso de Micro-relato del Museo de la Palabra convocado por la Fundación César Egido... adiós, adiós 7.000 euros, hubiera comprado una furgonetilla de segunda mano con vosotros peeero... lo bueno es que ahora este micro-cuento vuelve a ser mío. Ahí va:


ARRECIFE


Los datos del cliente aparecen en gris sobre la pantalla y escucho los tonos de llamada. Es canario. De algún lugar llamado Arrecife que por fuerza debe ser hermoso.

Imagino playas de arena negra donde el cliente hace el amor a las olas en traje de neopreno. Desconoce la existencia de supermercados u oficinas. Seguro que es alto, de cabello largo y rubio enmarañado en sal. Me atenderá encorvado, protegiendo el teléfono de la calima, con la tabla de surf a los pies.

El cliente descuelga y su acento me acaricia el oído. Le amo por un instante... y después empiezo a vender.

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