sábado, 28 de febrero de 2009

Los colegas, maña.


Estoy en Zaragoza, me ha salido una función preciosa que se estrena el 17 (matinales) y 19 (sesión de tarde) de Marzo en el Teatro del Mercado. En el proyecto trabaja una gente increíble, tanto a nivel personal como en lo profesional (Chao, Estella, Santero, Pendejo...) y me han dado un personaje precioso (Mayra) con un texto impresionante de Begoña Sampietro y Javier Estella que... en fin, me apasiona. 

Sobre el papel, todo muy bonito, ahora viene cuando te pones a ensayar y descubres que el talento no te llega, que lo tienes claro en tu cabecita pero a tu cuerpo le da igual. Que te creías mejor actriz de lo que eres. Que deberías hacerte un par de cursos más porque no se puede estar más patética. Ahora viene cuando una entiende por qué el deseo de trabajar con Maribel Verdú mañana no se materializa: hay una parte muy sabia dentro de una que lo bloquea, para no verse expuesta al ridículo todavía más.
Ana (y voy a obviar el apellido porque a tí se te conoce, y en esa fiesta estábamos muy perjudicadas) tenías razón: primero hay que parirlo (el personaje, se refería) y es un proceso que duele. 

Mi Mayra no me duele, pero me aturde. Y no acabo de entenderlo, porque antes de la audición yo la vi muy clara. Pero a veces me parece que en los castings extiendo cheques que mi talento no puede pagar. 
Ahora estoy perdida entre sus imágenes y mis recuerdos. Ensayo en Zaragoza, la ciudad donde me crecí, y la sensación de fracaso me pesa en las mejillas. Me cuesta sonreír. 
Para llegar al local de ensayo paso por la puerta del que fué mi colegio. Bueno, uno de ellos. Y recuerdo cosas desagradables. No puedo hacerme una idea de cómo era, pero me vienen a la memoria las caras de incomprensión, extrañeza y cautela con que me miraban los demás. Adultos incluídos. 
Partiendo de semejante base es un milagro que hoy tenga tantos amigos, que todos ellos sean personas lúcidas, con vidas estables y respetables, y todavía me parece más admirable que me quieran. 

Me sorprende que haya tanta gente que me quiera tanto. Si analizo mis méritos con frialdad... no llego a saber qué le estoy dando yo al mundo. Debe ser cierto eso de que el mundo te devuelve siempre mucho más. 

Me pregunto cómo puede ser que estando tan desequilibrada, haya atraído a mi vida a personas tan centradas, tan alegres, tan generosas. Parece que todos estuvieran en estado de gracia. Cada uno en sus trabajos hace cosas increíbles por los demás. Todos tienen talento, son inteligentes, saben escuchar y por lo menos conmigo, están revestidos de paciencia. 
De verdad que todavía me sorprendo cuando me llaman. 

Así que estoy confusa y aturdida, mareada. Entre mis propios recuerdos, las desgracias de mi Mayra y la ternura de mis amigos. Las movidas de mi familia excéntrica, loca y adorable. La reconfortante compañía de mis primos y sobrinos, no se qué haría sin ellos. 

Son días extraños. Estoy gestando, buscando, olvidando, enfrentando cosas, perdonándome. I'm lost in translation, y sin los colegas, maña, me moriría. 




1 comentario:

Anónimo dijo...

http://despiertazaragoza.blogspot.com/