Oyendo las cosas que me cuentan esos clientes por teléfono una pensaría que actualmente, en el Sur de España, los niños piden mendrugos de pan a la puerta de las iglesias...
que en Madrid los funcionarios duermen entre cartones y que las abuelas extremeñas roban para alimentar a su progenie...
Los del Norte, mientras tanto, dan la impresión de estar construyendo un búnker en el patio trasero donde poder almacenar ropa, comida, generadores y armas.
Los catalanes lo tienen claro: nos mantenemos gracias a sus contribuciones, pues sólo ellos trabajan y apoquinan por todos los demás. Pero se nos va a acabar el chollo cuando consigan la independencia.
Y yo digo: menos mal que ha subido la bolsa un poco y les puedo callar la boca porque por Dios, qué gente! qué hartura! qué ganas tienen de estar deprimidos! Me van a matar de pena con tanto dramón... ¿pa qué coño saldría yo de Mallorca?! qué cansinos estos forasters!
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