San Sebastián te golpea, incauta viajera, con una belleza elegante que aturde, hipnotiza y genera ansiedad. Aquí una sabe que por muy bonita que sea esta calle... y lo es, hay que recorrerla deprisa porque justo detrás hay otra mejor. El mar te mece por el oído, las montañas esconden castillos y princesas y por si todo esto fuera poco, te metes en el Casco Antiguo y míra lo que te encuentras:
Cuando vives en un sitio así ¿a dónde te vas de vacaciones???
¿Se darán cuenta en la Pensión Bellas Artes si me quedo a vivir aquí??? ¿Ejcondía???
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